¿Son los celos de Dios o del Diablo?, ¿son buenos o malos?
Por regla general, cuando pensamos en esta palabra, la relacionamos siempre con un hombre o mujer que desconfía permanentemente de su cónyuge, que le hace la vida imposible, que ve donde quiera un peligro para su felicidad y hasta es capaz de matar cuando llevado por un impulso de momento no pueden controlarse. Sin embargo, aunque esta situación se da, va a ayudar mucho a las personas así, y a todos en general entender la naturaleza de este sentimiento que surge en el corazón para tener un concepto equilibrado de este sentimiento o para canalizarlo debidamente para gloria de Dios.
En primer lugar diremos, que la manifestación correcta del celo, al igual que del amor y otros sentimientos, no son malos en sí. El problema está cuando estos sentimientos, a causa del pecado se degeneran y descontrolan. Por ejemplo, en cuanto al amor, se nos dice que Dios es amor y a nosotros se nos ordena a amarnos los unos a los otros con amor fraternal, a los esposos a amarse y quererse, se nos manda aún amar a nuestros enemigos. Sin embargo el amor puede ser desencaminado y degenerar convirtiéndose en una pasión morbosa, carnal, sin control, dañando así a nuestro prójimo.
De igual forma ocurre con el celo. En sí este sentimiento es bueno y necesario. De Dios se dice que él es celoso: “Yo soy Jehová, tu Dios, fuerte y celoso...” Éxodo 20:5; “Jehová, cuyo nombre es Celoso...” 34:14; y muchos versículos más.
Si usted busca en el Diccionario de la lengua española su significado encontrará lo siguiente: “Esmero, cuidado que se pone en el cumplimiento del deber, Diligencia. Gran actividad inspirada por la fe religiosa o por el afecto a una persona” . Este es la calidad de celo que Dios quiere que nos inspire a todos y este es uno de los sentidos que la Biblia le da. Por ejemplo, Pablo exhortó a los Corintios a que se arrepintieran de su mal actuar, y al recibir una respuesta positiva el les escribe diciendo: ¡Qué solicitud produjo en vosotros, que defensa, que indignación, que ardiente afecto, que celo, que vindicación!
Pablo, hablando de la actitud de Jesús, dice: “quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras” Tit 2:14. Pablo le dijo a los corintios que los celaba con celo de Dios y se nos dice que “es bueno que seamos celosos” de las cosas de Dios.
Hay muchos versículos más que llenarían una hoja completa. Este mismo celo santo hacia las cosas sagradas y dentro del pueblo de Dios, puede degenerarse convirtiéndose en una maldición: Santiago 3:14 nos dice: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad...porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pablo habla también de un “celo sin ciencia” (Rom. 10:2) que produce extremismos religiosos y legalistas, estableciendo su propia justicia y anulando la justicia de Dios.
Ahora traslademos este sentimiento a las relaciones familiares y conyugales. Preguntamos ¿Es malo el celo? Cuando se le da buen sentido, cuando se aplica con ciencia, cuando es regido por un corazón sincero y limpio no es malo. Fíjese que esta palabra quiere decir: Cuidado y esmero que se tiene en el cumplimiento del deber. Este sentimiento bien aplicado se manifiesta cuando la persona se esmera para proteger a sus seres queridos, o a los intereses familiares. La falta de celo produce descuido y pérdidas, muestra desinterés y falta de amor y afecto por las cosas que le concierne, muestra falta de dignidad propia, amor propio y poco respeto a sí mismo. Es lo que llamamos, indiferencia a todo y a todos.
Sin embargo el otro extremo es la obsesión producto de un celo sin control y sin sabiduría que también tiende a dañar moral y físicamente a los que les rodean.
¿Cuáles son las causas y síntomas este celo sin ciencia y enfermizo?
El celo, como enfermedad del alma, se produce por varias razones:
1o. Complejo falso de inferioridad en relación a su cónyuge. Puede ser inferioridad
intelectual, física, moral, que lo hace sentir mal por los éxitos y aceptación de la persona con quien convive.
2o. Temor a que el cónyuge lo o la desprecie por otra persona mejor.
3o. No soporta el elogio reconocimiento que le hacen al otro.
4o. Falta de confianza en la fidelidad de su cónyuge. Ve falsos pretendientes del cónyuge en todo aquél que se acerca.
Todo este triste panorama produce sus efectos nocivos:
1o. Coacción de la libertad al otro. No le permite salir, arreglarse, entablar relaciones amistosas, limitación social.
2o. Ve peligros en todo y todo lo mal interpreta. Una sonrisa la interpreta como un acto provocativo. Una mirada como un acto para llamar la atención. Si se arregla porque quiere presumir. Si saluda porque quiere que se fijen en él o ella. Si sale es porque tiene una cita con otro u otra. Si llega tarde a la casa, porque se vio con algún pretendiente. En un gesto, un lenguaje para comunicarse.
3o. Reclamaciones sin fundamento; peleas, y a veces, en casos extremos agresión física y abusos. Porque el celo enfermizo es un sentimiento degenerado que hacer ver cosas que no son y creen cosas que no existen.
Por otra parte, es bueno, ya que estamos tratando del celo, que saquemos a colación la postura que adoptan hombres y especialmente mujeres para provocar a celo a otros.
Por ejemplo, hay mujeres que Satanás las especializa para sonsacar a hombres casados con el propósito morboso de producir desequilibrio afectivo y psicológico en la esposa, caos en las relaciones entre esposa y esposa y se gozan al ver la reacción manifiesta de la esposa. A veces elogios exagerados al hombre delante de la mujer, saludos extremadamente efusivos al hombre delante de su esposa, mientras que a ella la trata con cierto grado de frialdad e indiferencia.
En ocasiones el esposo provoca sentimientos de celos en su esposa por la extremada amistad y confianza con otra mujer. Ciertas deferencias a otras que nunca ha tenido con su esposa, palabra de elogio para otras que no le dice a su esposa, acciones de supuesta gentileza que no le manifiesta a su esposa; y aunque diga que lo hace sin interés y por cortesía, sin embargo son acciones que dejan poco que desear, que afectan las relaciones conyugales y son necesarias cortarlas antes que se forme el caos.
Por la otra parte está la mujer coqueta que provoca a celos a su marido con un trato de excesiva amistad con un amigo, con gestos, juegos, elogios, caminando y haciendo caminar por la cuerda floja y produciendo un sentimiento de celo que puede llevar a la
ruina su hogar. Ni en un caso ni en otro es correcta la provocación. El diablo está detrás de todas estas manifestaciones para destruir y tenemos que estar a la expectativa para evitar todo aquello que produzca celos en degenerados en el corazón.
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
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