Aclaración de la pregunta del domingo pasado sobre si podemos o no juzgar, ya que el Señor dice “no juzguéis para que no seáis juzgados”.
El domingo pasado yo expliqué exhaustivamente sobre las diferentes palabras griegas que se traducen como “juicio” o “juzgar” y sus derivados al idioma español.
Lamentablemente, mientras que en el griego hay una variedad semántica para designar las variantes de esta palabra, en el idioma español solo tenemos una y esa una es la que se utiliza cuando se traduce del griego toda esa variedad de significados.
Por ejemplo: en el griego, para referirse al juicio para juzgar ante una corte el delito cometido se utiliza la palabra “krinos”, que implica condenación o absolución del reo. Este tipo de juicio condenatorio que hacemos en ocasiones, no debemos hacerlo, porque el único que tiene capacidad para juzgar y condenar es Dios.
Ahora, el juzgar o analizar para llegar a una conclusión, pero son intervenir el acto
condenatorio, este tipo de juicio si es propio de los creyentes y le es permitido.
La palabra que se utiliza en el original para este tipo de juicio (1 COR. 6:5) es “diakinos” que se traduce también como “discernir”. Por eso es que la Biblia nos dice que “el espiritual todo lo juzga”, o sea todo lo discierne, porque tiene una mente diferente y es capaz de formarse un juicio correcto de las cosas. Pero en este caso no implica necesariamente “dar un veredicto final para condenar” ya que “condenar” o “absolver” está en manos de Dios solamente.
Cuando Jesús dice “Por sus frutos los conoceréis”, le está dando la facultad de análisis al creyente para que discierna si la persona está haciendo lo bueno o lo malo, para no ser engañados ni caer en las garras de los “lobos que se visten de ovejas”, pero hasta ahí nada más”. Si no analizamos, si no discernimos y no nos hacemos un juicio correcto de la situación producto de los frutos que se manifiestan en la persona caemos en la condición de los simples,y de los cuales habla la Biblia que dice: “El simple ve el mal y no se aparta de él”, todo por falta de entendimiento.
Para concluir: ¿Debemos juzgar? SI y No. No, si tu tomas el lugar de juez para condenar; Sí, si como avisado tienes la capacidad para discernir entre el bien y el mal, entre el bueno y el malo, para no caer en el terreno de ellos.
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
El domingo pasado yo expliqué exhaustivamente sobre las diferentes palabras griegas que se traducen como “juicio” o “juzgar” y sus derivados al idioma español.
Lamentablemente, mientras que en el griego hay una variedad semántica para designar las variantes de esta palabra, en el idioma español solo tenemos una y esa una es la que se utiliza cuando se traduce del griego toda esa variedad de significados.
Por ejemplo: en el griego, para referirse al juicio para juzgar ante una corte el delito cometido se utiliza la palabra “krinos”, que implica condenación o absolución del reo. Este tipo de juicio condenatorio que hacemos en ocasiones, no debemos hacerlo, porque el único que tiene capacidad para juzgar y condenar es Dios.
Ahora, el juzgar o analizar para llegar a una conclusión, pero son intervenir el acto
condenatorio, este tipo de juicio si es propio de los creyentes y le es permitido.
La palabra que se utiliza en el original para este tipo de juicio (1 COR. 6:5) es “diakinos” que se traduce también como “discernir”. Por eso es que la Biblia nos dice que “el espiritual todo lo juzga”, o sea todo lo discierne, porque tiene una mente diferente y es capaz de formarse un juicio correcto de las cosas. Pero en este caso no implica necesariamente “dar un veredicto final para condenar” ya que “condenar” o “absolver” está en manos de Dios solamente.
Cuando Jesús dice “Por sus frutos los conoceréis”, le está dando la facultad de análisis al creyente para que discierna si la persona está haciendo lo bueno o lo malo, para no ser engañados ni caer en las garras de los “lobos que se visten de ovejas”, pero hasta ahí nada más”. Si no analizamos, si no discernimos y no nos hacemos un juicio correcto de la situación producto de los frutos que se manifiestan en la persona caemos en la condición de los simples,y de los cuales habla la Biblia que dice: “El simple ve el mal y no se aparta de él”, todo por falta de entendimiento.
Para concluir: ¿Debemos juzgar? SI y No. No, si tu tomas el lugar de juez para condenar; Sí, si como avisado tienes la capacidad para discernir entre el bien y el mal, entre el bueno y el malo, para no caer en el terreno de ellos.
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
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