Para explicar un poco mejor este pasaje, es bueno contextualizarlo dentro de la circunstancias que le dieron origen y por otra parte explicar algunos términos que se utilizan figuradamente para describir esta situación tan lamentable del pueblo de Dios en los tiempos de Ezequiel.
Expliquémoslo de la siguiente forma:
Ezequiel está ejerciendo su ministerio profético dentro de los exilados del reino de Judá en Babilonia producto del cautiverio producido, entre el 606 y el 586 A. C. El reino del norte, o sea, Samaria, había sido deportado unos 120 años antes, por las mismas causas: desobediencia, rebelión manifestada a través de una idolatría abyecta, escandalosa, sucia y vil.
Con oídos sordos a la voz de toda la serie de profetas que Dios enviaba para amonestarlos de su mal camino y advertirles del juicio inminente si no se volvían a Dios, ellos persistían y permanecían comulgando con las naciones paganas, adorando todo su sistema pagano adoracional, rindiendo culto a todo dios falso, esculturas de todo tipo, animales, árboles, hombres y mujeres,
prostitución idolátrica, etc, etc.
La misión de Ezequiel fue explicar y justificar el hecho de que Dios causara y permitiera el cautiverio de Israel, todo, debido a las abominaciones indecibles de que se habían hecho culpables, abominaciones por las cuales otras naciones habían sido borradas del todo. Sin embargo para Israel solo era de carácter correctivo. Mediante el castigo habían de aprender que Jehová era Dios.
En la primera parte del capítulo Dios compara a Israel con una niña abandonada, (vs. 1-7), como una virgen (vs.8-14) y como una mujer degenerada (15-34) y como ingrata y castigada ramera (35-52)
El lenguaje altamente metafórico, fuerte, crudo que utiliza Ezequiel está acorde con las formas expresivas de los pueblos orientales de aquél tiempo y de los actuales. Otros términos son utilizados metafóricamente, por ejemplo:
Para referirse a la idolatría, Dios compara a su pueblo con una mujer adúltera y fornicaria. La idolatría es, para Dios, adulterio, fornicación, infidelidad espiritual. Dios ve la idolatría como un acto abominable, inmundo, sucio y asqueroso que acarrea toda su desaprobación y su juicio correctivo y destructivo sobre las personas o naciones que la practican.
A Israel y a Judá Dios la comparó con una ramera empedernida, que lo había dejado a él, su “esposo”, a pesar de que él la había amado, y hecho lo máximo por ganarse su amor, sin embargo lo dejaron a él para irse detrás de los dioses falsos del paganismo religioso de las naciones que le circundaban.
En el caso de Judá, su pecado había sido como el pecado de Sodoma y peor que el pecado de Samaria, nación hermana. Sin embargo, a pesar de todo este cuadro doloroso y desastroso, el Señor garantizó una bendición futura bajo el pacto palestino. (Deut. 30:1-10) y el Nuevo Pacto (Jer. 31:31-34; Heb. 8:8-12).
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
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