Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
Pablo alude al don de la profecía como “el mejor don”, lo hace dentro del contexto de los dones de expresión, o sea: Diferentes géneros de lenguas, interpretación de lenguas y profecía. De estos tres, que eran los que más usaban y enfatizaban los corintios, el mayor de ellos era el de profecía, porque cumplía un propósito mas amplio en la edificación general de la Iglesia y alcanzaba, aún, a los de fuera.
Esto nos da la pauta para entender, que los mejores dones, son aquellos que son mas apropiados para el tipo de labor que estamos haciendo o vamos a hacer. Diríamos, por ejemplo que “el maestro” no necesitaría los dones de poder: sanidades. Milagros, fe, para cumplir con su ministerio de enseñanza. El mejor don para el maestro es el “don de la enseñanza”. Para un evangelista, los mejores dones serían, sanidades y milagros. Para un diácono, los dones de ayuda y servicio, etc.
Con esto quiero decir, que todos los dones son buenos y necesarios para la obra para la que han sido diseñados, fuera de ese contexto serían inoperantes e innecesarios.
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