Para entender el sacerdocio del creyente ejercido dentro de la Iglesia se hace necesario hacer un análisis, aunque sea breve, del sacerdocio del A.T. para establecer ciertos principios que nos ayudarán a comprenderlo.
En primer lugar diremos que el trabajo oficial del sacerdote era representar al hombre ante Dios. Se constituía en un mediador entre Dios y el hombre. En este caso, y como lo interpreta el autor de la Epístola a los Hebreos:
1) El sacerdote era “tomado de entre los hombre y constituido a favor de hombres” 5:1a
2) “Para presentar ofrendas y sacrificios por el pecado” v.1b
3) “Para mostrase paciente con los ignorantes y extraviados”.
4) “Debía, primero, ofrecer sacrificios a su favor y después ofrecerlos a favor del pueblo” v. 3
5) Era un hombre “llamado por Dios” para realizar este trabajo específico” v. 4
El sacerdocio del A.T. representado por los descendientes de Leví a través de Aarón, representado por Melquisedec, mucho antes; tiene su expresión máxima en Jesucristo, en quién se cumplen todos los tipos o símbolos del A.T., constituyéndose Él, tanto en nuestro Gran Sumo Sacerdote, como en nuestro sacrificio perfecto por el pecado del hombre.
Habiéndose consumado en Cristo todo lo anterior, el sacerdocio de Jesucristo es proyectado y ejercido de una forma amplia y universal a través de la Iglesia que a la vez es representada por cada creyente nacido de nuevo. “Él nos hizo reyes y sacerdotes para Dios...” (Apoc. 1:6 y 5:10).
La naturaleza del ministerio sacerdotal del creyente se encuentra revelada en 1 Pedro 2:5:
1) En el templo espiritual (la Iglesia) nosotros somos los sacerdotes. Este sacerdocio tiene dos características: a) Es espiritual, b) Es santo.
2) En el ejercicio de este sacerdocio: a) Somos nosotros los llamados a edificar “el templo espiritual” (La Iglesia) b) Yo no me edifico a mi, sino que nos edificamos unos a otros. Fíjese que la acción del verbo medificar es coactiva y recíproca.
3) En este sacerdocio, nosotros también somos el templo donde se ofrecen los sacrificios: “sed edificados como casa espiritual”
4) En este templo nosotros somos también los sacrificios. Este sacrificio humano tiene tres características: a) espiritual, b) aceptable a Dios y c) Se ofrece a través de Jesucristo.
Teniendo en cuenta estas características el sacerdocio se constituye en un ministerio de carácter universal ya que es ejercido por todos los creyentes, de tal forma que teniendo en cuenta los grados de autoridad espiritual establecida dentro de la Palabra notamos que:
1) Cada creyente es un sacerdote para interceder por el mundo.
2) En el hogar, el padre de familia como cabeza, ejerce un ministerio sacerdotal a favor de los suyos.
3) Dentro de la Iglesia Local, el pastor ejerce un ministerio sacerdotal a favor de las ovejas, del pueblo y nación.
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
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