A ciencia cierta no se ha podido determinar con exactitud el dial del nacimiento de Jesucristo. Sir Robert Anderson lo sitúa hacia el otoño; no en el invierno. La fecha del 25 de diciembre, como confiesa Agustín de Hipona, coincide con uno de los días de la fiesta de las Saturnalias donde se le rendía culto a Saturno por medio de fiestas carnavalescas como hoy día todavía se realizan. Otros los llevan al mes de marzo o abril.
De cualquier forma, cualquier día que se determine no es exacto, y cualquier día, aunque sea el exacto, va invariablemente a coincidir con alguna fiesta pagana o actividad cultística pagana a causa de que los romanos le habían dedicado cada día del año a una o varias divinidades diferentes.
Cada día, cada semana, cada mes estaban dedicados a alguno de sus dioses y los llamaban por sus nombres: Lunes, dedicado a la Luna (Selene en gr.); Martes, a Marte; Miércoles a Mercurio; Jueves a Júpiter; Viernes a Venus; Sábado a Saturno y Domingo al Sol.
Con los meses del año pasa lo mismo: Enero pertenece a Jano; Febrero pertenece a Marzo pertenece a Marte, Abril pertenece a Venus; Mayo pertenece a la diosa Maya; Junio pertenece a Juno; Julio pertenece a Julio César (deificado); Agosto pertenece a Augusto César (deificado); Septiembre pertenece a Septimio Severo (deificado); Octubre pertenece a Octavio César (deificado); Noviembre y Diciembre quedan libres. Ambos llevan el nombre según el orden en el calendario romano antiguo.
Esto quiere decir que vivimos dentro de una cultura altamente paganizada. Sin embargo, para nosotros que vivimos muchos siglos después, todo esto ha perdido este sentido religioso y los días y los meses solo se han quedado con el nombre, y el tiempo ha disuelto al dios. Nadie, pues, el lunes por la mañana, cuando se levantan temprano para ir a trabajar, pensaría que esta rindiendo culto a la luna.
En relación con la navidad, natividad o nacimiento de Jesucristo, es un error vincular un acontecimiento histórico, real, con una fiesta pagana, aunque, quizás el propósito original fuera sustituir esa fiesta pagana por una fiesta cristiana. Cuando el cristiano verdadero celebra el nacimiento de Jesús no celebra el día ni adora un día, sino recuerda un acontecimiento histórico de importancia trascendental para él. Porque “un día” cualquiera que fuere y no “ese día”, tuvo cumplimiento la profecía convertida en promesa, que daría inicio al proceso del plan que determina el futuro de la humanidad: el plan de redención.
Una pregunta que algunos hacen en relación con la celebración de la navidad es: ¿Donde dice la Biblia que debemos celebrar la navidad? Esta pregunta se contesta con dos respuestas: 1o. ¿Dónde me prohíbe la Biblia el no hacerlo? y 2o. La primera navidad la celebraron los ángeles cuando anunciaron y alabaron y cantaron y se regocijaron diciendo “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con hombres” (Lucas 2:8-14). Y la navidad se celebra permanentemente en el cielo cuando el Hijo de Dios nace en el corazón del hombre arrepentido (Luc. 15:7)
Entonces concluyo, ¿por qué yo no voy a celebrarla también?
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario