¿Puede un creyente sin bautizarse tomar la Santa Cena?
Antes de contestar quiero asentar ciertas bases muy necesarias para poder ayudar a conservar la unidad del Cuerpo, que al fin y al cabo, es lo más importante y está, inclusive, sobre nuestros puntos de vista y de interpretación sean correctos o no.
1o. Debe primar un espíritu de amor y comprensión sobre los hermanos que difieren de nuestra opinión.
2o. Debemos saber colocarnos del otro lado para considerar correctamente lo que ellos interpretan.
3o. Para una conclusión justa y correcta debemos eliminar todo prejuicio de nuestras mentes y corazones.
4o. Hay que eliminar el espíritu de controversia; eso profundiza más el mal e imposibilita el razonamiento espiritual.
5o. Permitir que el Espíritu de Verdad nos “guíe a toda verdad”.
Otros de los principios que tenemos que aplicar a la hora de interpretar la Palabra es preguntarnos: el tema en cuestión ¿es básico para nuestra salvación?, o la postura que adopto ¿influye en mi salvación para bien o mal?
Hay que diferenciar entre lo que es una interpretación sobre un pasaje bíblico y lo que es una enseñanza doctrinal básica que sí afecta nuestras relaciones con Dios afectan la unidad de la Iglesia.
Las cuestiones de interpretación no son, ni deben ser un obstáculo para la unidad de la Iglesia. Solo se requiere demostrar cierto grado de madurez para respetar el concepto del otro, sin que ello afecte nuestra comunión y el poder vivir en paz y tranquilidad en la Iglesia.
Hay algunos ejemplos en la Biblia: lean Romanos 14 y verán el espíritu de amor y comprensión que emplea Pablo sobre aquellos que tenían sus interpretaciones acerca de cuestiones de comidas, prácticas legalistas, etc. Debemos ser pacientes los unos con los otros y aprender a amarnos “a pesar de” y esto va para una y otra parte.
Ahora bien, la Pregunta en sí es: ¿PUEDE O DEBE UNA PERSONA QUE, AUNQUE SE HA CONVERTIDO PERO QUE NO SE HA BAUTIZADO, PARTICIPAR DE LA SANTA CENA?
1o. La Biblia, directamente, no dice nada directamente al respecto. Por lo cual debemos basar nuestra posición en: A) El significado, tanto del bautismo en agua como el de la Santa Cena; B) La práctica apostólica; y C) La lógica.
A) Significado.
1. El Bautismo es un paso de fe y obediencia y por lo que enseña la Biblia, se hace inmediatamente después del acto de conversión. Indica el comienzo de la vida espiritual. Por lo cual se produce una sola vez en la vida cristiana. (Hechos 2:36 al 39; 8:34 al 39; 10; 44 al 48). Esto nos muestra que si una persona pone excusas para no bautizarse después de haber hecho profesión de fe, hay que dudar de hasta que punto se convirtió de verdad, ya que una de las evidencias de la conversión es la obediencia al mandamiento de Jesús que dijo : “Por tanto id y haced discípulos bautizándolos en la nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:16 al 20; Marc. 16:15).
Es imposible estar en la Iglesia, convivir en la Iglesia, participar de todos los privilegios de la Iglesia si una persona está en desobediencia.
2. La Santa Cena o Comunión, como la misma Biblia lo indica es símbolo de nuestra comunión permanente con Cristo (1 Cor 10:14 al 17), por eso se hace frecuentemente a diferencia del Bautismo que se hace una sola vez.
Para participar del Bautismo en Agua hay que ser convertido; para participar de la Santa Cena hay que ser bautizado ya que éste es símbolo de la conversión. (Rom. 6:1-14). Para participar de la santa cena hay que llenar requisitos estrictos (1 Cor.27-33), por lo cual no se debe realizar este acto a la ligera, sino con reverencia, respeto y solemnidad. Todo por el significado profundo que Dios le da.
B) Práctica.
Es bueno que entandamos que la Biblia no dice “el que creyere y toma la sante cena”, sino “y fuere bautizado”. Los creyentes, en la Iglesia primitiva, se convertían y seguidamente “eran bautizados”. En la práctica de la Iglesia primitiva lo vemos, se convertían y eran bautizados como hemos visto en los versículos arriba mencionados, después participaban de los privilegios de la comunión (Hechos 2:46)
C) Lógica. Esto quiere decir que hay un orden lógico en el proceso: primero, Conversión, Segundo: Bautismo en Agua y Tercero: Participación de la Comunión.
Me parece que no es conveniente alterar este orden ya que esto es lo que la Biblia enseña. Además, le hace daño espiritual a la persona que se le enseña lo contrario:
1o. Le resta importancia al bautismo y, por regla general, nunca lo llega a efectuar. La experiencia lo ha mostrado.
2o. Se forma sin sentido de responsabilidad y compromiso hacia la Iglesia. Algo que es importante para el crecimiento de la vida cristiana.
3o. No se siente parte de nada ni de nadie. Nunca llega a entender sus relaciones con el cuerpo ni el concepto de miembro del cuerpo.
4o. Por lo tanto no se puede esperar mucho de ellos.
Hermanos: Esto es lo que yo entiendo sobre el tema. De todas formas respeto la opinión contraria y hago mías las palabras de Pablo: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones…” (Romanos 14:1; 2:7-8)
Llanes, Luis E. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, República Argentina. Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.
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