Pregunta: ¿En qué consiste el pecar contra el Espírtu Santo? ¿Tiene salvación el que peca contra el Espíitu Santo?
Para contestar esta pregunta es necesario, antes que otra cosa analizar las circunstanias dentro de las cuales Jesús pronuncia estas palabras tan severas: “Por tanto todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada” “A cualquiera que dijere alguna palabra contra en Hijo del Hombre le será perdonado, pero el que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. Marcos, en su evagelio dice: “Decierto, de cierto os digo, que todos los pecados les serán perdonados a los hombres, y las blasfemias cualquera que sean, pero cualquera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno”.
En las dos ocasiones en que se encuentran registradas estas palabras de juico de parte del Señor Jesús, los fariseos y los escribas atribuían a una operación demoniaca la acción de Jesús al sanar a los enfermos. Dentro de este contexto el Señor amonesta y precave al sus enemigos para que no se extalimiten en su juicio.
En esta amonestación de Jesús él menciona tres tipos de pecados contra el Espíritu: a) “Todo pecado y blasfemia” b) “El que blasfeme contra el Espíritu Santo no le será perdonado” c) “Pero el que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado”.
O sea, las tres palabras claves son: pecar, blasfemar, y hablar contra.
Es necesario que tengamos en cuenta que Jesús, en esos momentos no los condenó., sino que los amonestó y los precavió. En su ignorancia ellos pecaron al atribuirle a Satánas la obra del Espíritu, pero donde no hay ley no hay infracción de pecado, ahora, desde ese mismo momento en adelante si ellos lo volvía a hacer, tendrían que afrontar las consecuencias del juicio y condenación eternas irreversibles.
En Hebreos 10:26-29 se nos menciona otra forma de pecar contra el Espíritu Santo: “El hacer afrenta al Espíritu de Gracia”. El tal parece que el que toma una actitud extrema, como esta que se desribe aquí “pisotear al Hijo de Dios, tener por inmunda la sangre del pacto” hace afrenta al Espíritu Santo que es el único capaz de dar gracia para el arrepentimiento. (Ver Cap. 6:1-6)
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